Wim Rijsbergen: El paso del líbero de la Naranja Mecánica por la UC

Corría 1999 y el DT cruzado Fernando Carvallo olía que algo andaba mal. Un serio holandés se paseaba por las instalaciones de San Carlos de Apoquindo para evaluar y observar el trabajo que se hacía en las series menores del club. Era nada menos que Wim Rijsbergen, el líder de la defensa de la recordada Naranja Mecánica, subcampeona de Alemania de 1974 y de Argentina 1978.

Como Fidel en su visita a Allende, Wim se empezó a quedar, y a quedar, y a quedar. A las semanas ya andaba con el buzo del club y trabajando en las divisiones inferiores, en una gestión que se la atribuyen a Harold Mayne Nicholls. Pino Carvallo seguía como DT en el primer equipo y visaba el regreso de Néstor Gorosito, quien volvía junto a Rozental tras sus lesiones en Escocia. El holandés esbozó su primera queja: “La llegada de Néstor Gorosito, ya viejo, es una contradicción”, dijo en una entrevista. Hablaba sin filtro, lo que era bueno para el periodismo cuando se le quería buscar la quinta pata al gato al proceso de Carvallo, pero que le jugó en contra cuando se hizo cargo del primer equipo.

El proceso de Carvallo había comenzando en 1996 salvando al equipo de una mala campaña de Pellegrini y llevándolo hasta la Copa Libertadores con ayudita de Rozental. En 1997 fue campeón del Apertura y otra vez a la Copa. En 1998 derrotó en la liguilla a la U del Leo Rodríguez y el Heidi, y a la Libertadores de nuevo. En 1999, con el holandés Wim Rijsbergen respirándole en la nuca, otra vez alcanzó el paso al máximo certamen continental tras ser segundo detrás de la U. Aún así, a Carvallo no le iba a alcanzar para seguir en el club en el año 2000. El presentimiento que tuvo cuando vio a Wim dando vueltas en San Carlos se cumplió.

En la UC querían campeonar y no solo ir a Copa Libertadores, por lo que hicieron “la gran Mirko Jozic” en Colo Colo 1991 y subieron a Wim Rijsbergen desde la divisiones inferiores. El DT que venía del Groeningen, y que había hecho dupla de centrales con Franz Beckenbauer en el Cosmos, armó un equipo a su medida para disputar la Libertadores y el Campeonato. Dejó en el plantel a Johnny Walker para pelearle el puesto a Nelson Tapia. Trajo a los jóvenes Marco Bautista desde Concepción y a Franco Quiroz desde Everton. Francisco Fernández sería su lateral derecho tras la buena campaña en Santiago Morning que incluso lo había llevado a la selección. Le daría muchos minutos a Cristián Álvarez y Bruno Pesce, y sumaría a Arturo Norambuena y Mario Núñez en ataque. Mirosevic y Ponce pelearían el puesto de lateral volante izquierdo, mientras que Patricio Ormazabal y Rodrigo Ríos seguirían jugando con regularidad. Se mantenían Poli, Lepe y Parraguez, y todos fueron líberos en alguna oportunidad. Gorosito, a regañadientes, era su conductor. Carracedo y Brizuela hicieron lo que pudieron arriba, mientras que Miguel Ramírez tuvo el año más bajo de su carrera en una campaña llena de yerros y autogoles. 

Pero no solo el Cheíto anduvo mal. Tapia cometió errores y Bautista no estuvo ni cerca de ser el que era en Concepción. El Gato Juan Carlos Madrid no podía con su sequía goleadora, mientras que Tapia, Álvarez y Ormazabal estuvieron mucho tiempo afuera para Sidney 2000, a la vez que Mirosevic, Ríos y Moya también eran llamados constantemente a ese proceso Sub 23. Para peor, Mario Núñez, quien era la gran figura en un buen inicio de campeonato, partió a Independiente de Avellaneda. Fue reemplazado por Juan Pablo Úbeda, que volvía desde la Sampdoria, pero que no sumó ningún minuto en el campeonato.

Ese año jugaron una pésima Copa Libertadores y una mala Copa Mercosur. A San Carlos se podía entrar gratis si se llegaba con una hora de anticipación y no había taco a la salida. El fútbol «ofensivo» del holandés no prendió. El equipo que quería Wim al llegar era con Tapia; Bautista, Parraguez, Ramírez; Fernández, Lepe, Mirosevic; Gorosito; Carracedo, Núñez y Brizuela. Salvo en amistosos, nunca lo pudo usar. Terminó jugando con dos puntas, con Ormazabal en el medio, con Ríos como lateral volante izquierdo y con el veterano Lepe de defensor mientras Álvarez andaba en los JJOO. Walker ese año se quedó con el puesto, lo que terminó con Nelson Tapia en Vélez Sarsfield para el 2001.

La UC el 2000 salió sexta con 49% de rendimiento. Clasificó a la liguilla de Copa Libertadores como último, pero no pudo ante el Concepción de Chavarría que los eliminó en Talca con un golazo de cabeza. Logró mucho menos que Carvallo, pero el orgullo de la dirigencia pudo más y confirmaron a Rijsbergen para el 2001.

Para su segundo año al mando Gorosito seguía en el plantel, pero le traerían a José Luis Díaz en su puesto. Además llegarían Jaime González, Francisco Arrué y el brasileño Celio Silva, con gran currículum, pero con mal presente. Sin Copa Libertadores, y pensando solo en el torneo, hizo buenos primeros partidos potenciando la dupla González-Norambuena. Ramírez volvió de a poco a su nivel y Ormazábal cubría de buena forma el retiro de Mario Lepe y la partida de Nelson Parraguez al Necaxa. Solo un oasis. Rápidamente la relación se desinfló y comenzó a reflejarse en la prensa con declaraciones que subían el tono del 2000. El holandés, siempre serio y enojado, y ya apodado Wim de la Jungla, acusaba con nombre y apellido el bajo nivel de los jugadores, y las respuestas no tardaban en llegar. Desde el equipo lo acusaban de que no se le entendía lo que quería. Que quería tres atrás, luego cuatro, tres arriba, luego dos. Eso, sumado a los trabajos en doble turno, distanciarían al DT de sus jugadores. En mayo del 2001 la cuerda se cortó y Wim partió en medio de acusaciones de que le hacían la cama, acusaciones que Miguel Ramírez salió a desmentir en conferencia de prensa.

Se venía el ciclo de Juvenal Olmos, quien trajo a Pablo Lenci y consideró a Daniel Pérez, un olvidado del holandés, quien incluso lo había mandado a préstamo a Everton. Olmos adelantaría la partida de Gorosito, le daría la 10 a Pepe Díaz y le dejaría la 9 a Gabrich. El denominado “Perro Verde” ordenaría la casa que había dejado  uno que era “Perro Naranja”. La UC repuntó y llegó a pelear el título con Wanderers. En el Apertura 2002 tendría su revancha. Se olvidaban los malos ratos que se pasaron con Wim Rijsbergen, el que ordenaba a Cruyff en la Naranja Mecánica, pero que nunca pudo ordenar al equipo cruzado post Carvallo.