Puerto Montt 1997: Peineta, un tronco y un camión que estaban para Otta cosa

Corría el año 1997 y Jorge Garcés recibía al equipo de Don Balón en su casa de Puerto Montt. Periodista y fotógrafo se instalaron para la charla, pero el frío estaba haciendo de las suyas. Peineta decidió avivar las llamas de la chimenea. Tomó un tronco, le puso Pedro Reyes, y lo echó al fuego. Luego fue el turno de Javier Margas. El tercer tronco, de nombre Manuel López, fue el definitivo. Tras eso, se sentaron y hablaron del Nuevo Puerto Montt de Garcés. El defensor Manuel López era el líder de su equipo.

Peineta había llegado en las últimas fechas del Torneo de Apertura 1997 para mejorar la pobre campaña de Alfonso Chapo Sepúlveda, despedido en la fecha 9, y del interino Pedro Guerra. Ordenó la casa, puso el refrigerador en la cocina y la cama en la habitación. ¿El ropero?, mejor no aludir a eso. El Camión Manuel López iba a ser su primer central junto a John Ahumada. César Yáñez su lateral derecho, Sandro Velazco o Rodrigo Sotomayor el izquierdo. Viligrón su volante de contención junto a Victor Cancino. Leo Ramírez el ida y vuelta, mientras que Nelson Villarroel, Mauricio Tampe y Héctor Lizama pelearían el cupo de cuarto volante. Walter Otta y Rubén Vallejos sus delanteros. La portería estaba custodiada por Marcelo León y Miguel Espinoza.

El Camión Vallejos iba a ser clave en la estadía de Garcés, a pesar que en el Apertura solo hizo un gol, frente a los 11 de Walter Otta, único escolta de David Bisconti, goleador de ese torneo con 15 tantos. Claro que el único gol de Rubén Vallejos es un golazo que se recuerda hasta hoy. En la penúltima fecha de ese Apertura 97, jornada 14 ante Wanderers en Valparaíso, el Camión recibió un centro largo de César Yáñez, bombeado al estilo de Rodrigo Pérez. El Camión recepcionó ante Cristian Ochoa, lanzó el balón bien alto y luego lo conectó con una espectacular chilena que pilló mal parado al portero Pablo Peñailillo. Fue el 24 de mayo, pero a la larga se convertiría en el mejor gol de todo ese 1997. Playa Ancha otra vez era testigo de la mejor anotación del año, luego que en 1996 vio cómo Claudio Borghi hizo otra de las perlas que se recuerdan hasta décadas después.

Ese golazo a Wanderers fue una fecha después de una de las remontadas más recordadas del fútbol chileno. En Chinquihue, en la inauguración de las nuevas luces, el equipo del Peineta ganaba 2-0 a la UC con dos goles de Walter Otta. Los cruzados se despedían en el Sur de la lucha por el título, pero los tantos de Bisconti, el Tunga González y el Moto Romero a los 88’ darían vuelta la tortilla. La UC lo celebró como un título, mientras Garcés disparaba con todo en camarines: “Este equipo no tenía Preparador Físico, no tenía cargas separadas de trabajo, para todos eran por igual. No había medición de grasas. Un desastre, viejo”, comentaba a la TV impecablemente vestido. Para bien o para mal, con esa dolorosa derrota comenzaría el repunte de los sureños. Tras el 2-2 ante Wanderers en la fecha 14, vencerían 1-0 a La Serena en la fecha 15. Gol de Otta, de quién más. En ese Apertura serían penúltimos. Garcés había dirigido 5 partidos.

Para el segundo torneo del año, el Clausura 1997, llegarían Juan Quiroga desde la U, Mauricio Soto y Eric Lecaros. Además, Francis Ferrero comenzaría a tener más apariciones y por fin llegaría al gol tras un pobre Apertura. Entre Rubén Vallejos y Walter Otta invertirían roles. Otta ahora haría solo 3 goles en 13 partidos, mientras que Vallejos haría 10 en 14 encuentros.

Ese equipo saldría sexto en el Clausura, tras los tres grandes, Cobreloa y Audax Italiano, y saltaría al puesto 11 de la tabla anual, muy lejos del descenso. Varios jugadores formados en casa, como Cancino, Viligrón y Tampe, a la larga, y gracias a ese gran segundo semestre en su primer año en Primera División, irían a los grandes del país, mientras que Yáñez tendría buenas campañas en Audax. Manuel López en 1998 saltaría al Toluca de México, por esos años multiganador azteca, y luego pasaría por el León de ese país, mientras sonaba constantemente para la selección chilena. 

Vallejos y Otta darían un salto en 1998. El Camión se iría a Cobreloa para hacer huesos viejos en el Norte, mientras que Otta se la jugaba por el proyecto del Temuco del Mostaza Merlo. Uno le achuntó y el otro no. Otta, al igual que Merlo, se iría rápido de la Novena Región rumbo a categorías menores de Inglaterra y España, para volver a jugar por Wanderers en la Copa Chile del 2000. También se iría rápido. Hoy es un promisorio técnico en Argentina.

Jorge Garcés, por su parte, cumpliría su tercera temporada en el Sur tras su gran debut en Osorno 1992 y su regular paso en Temuco 1996, además de sus estadías en Everton 1993 y el Cobreloa 1994-1995. Pese a su buena campaña en Puerto Montt 1997, para 1998 no seguiría en el Sur. El club se la jugaría por varios paraguayos para afianzar las bases dejadas por Peineta. Alicio Solalinde sería el DT, y Julián Coronel con Raúl Duarte las figuras. Para 1999 llegarían Domingo Arévalo y Justo Javier Meza para reemplazarlos. 

En Puerto Montt habían quedado gustando los refuerzos paraguayos, no así el estilo y la elegancia del Profesor Garcés. Si hasta chimenea tenía. Y nunca le faltaron troncos.