Peralta, Pérez y Herera: Al Olimpo ante Olimpia

Gabriel Mendoza como puntero derecho, Luis Pérez de centrodelantero y Marcelo Barticciotto como puntero izquierdo. Juan Carlos Peralta, el jugador número 12 del equipo, pero titular básicamente en partidos de visita para acompañar a Vilches en la contención, sería el lateral derecho. El resto, los mismos de siempre: Morón, Ramírez, Garrido, Margas, Vilches, Pizarro y Espinoza. Con ese equipo salió Colo Colo a jugar el partido de vuelta de la final de la Libertadores 1991 ante Olimpia. En la banca se quedaban el Rambo Ramírez, Leo Soto, Raúl Castro, Sergio Verdirame y Leonel Herrera.

Colo Colo llegó a esa final sin los lesionados Patricio Yáñez y Ricardo Dabrowski, además del suspendido Rubén Martínez. Sergio Salgado se había ido a Antofagasta en abril y Raúl Ormeño, titular y capitán en la cabeza de Mirko Jozic a comienzos de ese año, jugó poco y nada debido a las lesiones. Para peor, a los 35 minutos del duelo ante los paraguayos se lesionaría Gabriel Mendoza. En su lugar ingresaría el zurdo Leonel Herrera para jugar como puntero izquierdo, mientras que Barticciotto pasaba a la derecha. Herrera debutaba en esa Copa Libertadores, haría el 3-0 y quedaría inmortalizado en la historia del club. “Te bastó para robar toda la carrera”, lo molestan hasta hoy sus compañeros de ese plantel. 

El que hizo los otros dos goles no hay ni que recordarlo. Luis Pérez había llegado solo poco horas antes del debut en la Copa Libertadores luego de ser separado por Fernando Carvallo en la UC por no querer jugar de lateral volante izquierdo, posición que tomó Raimundo Tupper. “O era defensa o delantero. Yo quería ser delantero”, contó Luis Pérez para explicar su alejamiento de la UC ese año. Jorge Vergara se enteró que quedaba libre y se movió rápido para contratarlo. Sería alternativa para la conducción, luego que Verdirame no estaba dando el ancho y solo quedaba Rubén Espinoza para la posición.

Antes de la final Pérez había jugado solo dos partidos. De titular, con equipo alternativo ante Liga de Quito en Ecuador, y 10 minutos en la ida de los cuartos de final ante Nacional de Uruguay en Santiago. No había hecho mucho. Martínez y Dabrowski se repartían los goles gracias a las asistencias de Yáñez y Barticciotto. Sergio Salgado era otro delantero que había llegado al gol. De los cinco anteriores, cuatro no iban a estar la noche del 5 de junio de 1991. Era el momento de Luis Pérez. Él lo sabía. Mirko Jozic le había avisado recién finalizado el partido de ida en Paraguay, donde Colo Colo terminó con 10 jugadores por expulsión de Rubén Martínez.

Lo de Pérez es historia sabida. Jugó de 9, hizo dos goles como 9, y quedó en la historia grande en solo su segundo partido de titular en la Copa Libertadores jugando por Colo Colo, equipo en el que estuvo apenas 10 meses antes de volver a Católica, ya con Ignacio Prieto, y para jugar como delantero.

La misma suerte de Herrera y Pérez la corrió Juan Carlos Peralta. Primero las lesiones de Ormeño y luego el adelantamiento de Mendoza le permitieron ser protagonista de la Copa como comodín del DT croata. Estuvo en 12 de los 14 partidos, y en 9 como titular. Podía ser un tercer stopper, contención o volante derecho. Rendidor, sencillo. Le dicen “el campeón olvidado”, pero no lo es. Su nombre siempre aparece y hasta tiene una filial de Colo Colo con su nombre en Peñalolén. Tras esa Copa de 1991, en 1992 ya estaba fuera del club para jugar en Concepción. Se retiró en silencio en 1997 en Santa Cruz con solo 29 años. En 2019 hizo noticia por tener que subastar su medalla por apremios económicos. La medalla que lo había llevado al olimpo ante Olimpia.