No es el primer Matador, es el único Mataor

Triste, tristísimo lo de José Luis Sánchez. En 24 horas perdió a su padre y a su hermana por diferentes causas. Merecido reconocimiento en varios programas de televisión, con recuerdos de sus goles, de su carrera y de su apodo: “El Mataor”. Españolísimo, torero. Claro, era el 7 de la Unión Española que ganó la Copa Chile 1993 ante Cobreloa, la Liguilla de ese año y llegó a cuartos de final de la Copa Libertadores de 1994 ante Sao Paulo.

¿Cuándo conocimos a José Luis Sánchez? En el mítico Lozapenco de Feliciano Palma. Formado en las inferiores de Unión Española, en 1989 fue uno de los jóvenes elegidos por el empresario para reforzar el club que tuvo a varias glorias del fútbol chileno de esos años, como Jorge Pérez, Danilo Figueroa, Luis Marcoleta o Wilson Fré. Todos ellos, además de los veteranos Mario Soto y Rodolfo Dubó. Con solo 18 años José Luis Sánchez ponía el equilibrio en las edades.

Tras una buena campaña del club, financiada con platas ilícitas de venta de palos de escoba (?), quien aún no era el Mataor debió volver a Unión Española en 1990. Ese año en los rojos de Santa Laura saltó a la cancha en 18 partidos y anotó dos goles. Aún era suplente de Richard Zambrano, Sierra y Corró, y alternaba con Merlini, el Heidi González y Rodrigo Córdova. 

En 1991 la pista se pondría más pesada con la llegada de Marcelo Vega, Aníbal González, Juan Diablo González, Sandro Navarrete y Cristián Montecinos, más las permanencias de Sierra y Córdova. Con casi 21 años, Sánchez otra vez agarraría sus cosas y partiría rumbo al Sur. Esta vez sería Osorno quien feliz lo acogería. Ese año fue figura, anotando 10 goles en 27 partidos, lo que le valió el llamado para la selección Sub 23 que se preparaba para el Preolímpico de Paraguay. Ya estaba Grandoli.

A ese torneo finalmente iría, pero ese año 1992 otra vez estaría lejos de los hispanos, quienes contaban esta vez con la vuelta de Richard Zambrano, más Juan Castillo y el panameño Dely Valdés. Además, Vega, Sierra, Montecinos, entre otros. Ellos ganarían la Copa Chile de 1992 ante Colo Colo, pero Sánchez disfrutaría ese logro del equipo de sus amores jugando ese año para La Serena, haciendo dupla con Leonel Herrera o con Kitita Torres. En 1992 Sánchez haría 6 goles en 23 partidos para los de la Cuarta Región.

Después de tres préstamos, el de 1993 tenía que ser su año. Y así fue. Sánchez, quien ese año adoptaba el apodo de Mataor, comenzó a forjar el trío con Juan Carreño y Rodrigo Ruiz, quienes, junto a José Luis Sierra, serían clave para llegar a cuartos de final de la Copa Libertadores 1994. Antes, en el primer semestre de 1993, también sería titularísimo junto a Vega, Juan Castillo y el propio Sierra, para obtener la Copa Chile de ese año. Fue un año redondo para Sánchez de principio a fin. En el torneo nacional Sánchez haría 8 goles en 27 partidos. Carreño anotaría 11 en 25, Ruiz 6 en 34 y Sierra 5 en 26. Cuarteto de oro.

Ese 1993 lo cerró yendo a jugar ante España por la selección chilena y ganando la liguilla de Copa Libertadores. En 1994 estaría en la Copa y ganaría renombre internacional. Jugó ante Colo Colo, Nacional, Defensor, Cruzeiro y Sao Paulo. Era figura y su nombre cotizaba al alza. Tras ese torneo ficharía por el Vélez Sarsfield de Bianchi y Chilavert, campeón de esa Libertadores, e iría a fin de año a jugar a Japón ante el Milan por la Intercontinental. Estaría en la banca y sería oficialmente campeón del mundo.

En Vélez tuvo continuidad mientras estuvo Carlos Bianchi, quien lo ocupaba más como volante de salida que como delantero. De hecho así lo recuerdan en Argentina, como reemplazante de Bassedas o el Tito Pompei. Le hizo un golazo de globito a River Plate, pero luego desapareció tras la partida del Virrey. En 1996 estaba de vuelta en Chile para jugar en la U,

En los azules, junto a Silvani, fue un suplente de lujo de Goldberg y Salas. Jugó clásicos, partidos de Copa Libertadores y anotó 5 goles en 20 partidos en el torneo nacional. Uno de ellos sería al O’Higgins de Jorge Socías, con pelea en camarines junto a su padre incluida. El Lulo, quien había salido por la puerta chica peleando con el presidente y algunos jugadores, no estaba convencido de la llegada de Sánchez en enero de 1996, cuando aún era DT azul. Se lo habría hecho saber al delantero, quien le pagaba con un gol con dedicatoria algunos meses después.

Tras la U, paso por el Granada de España, Iquique el 98, y una ayudita para Unión Española en 1999, cuando el equipo estaba en la B y ascendió de la mano de Juvenal Olmos. Luego Puerto Montt, el Pisa y el Bari de Italia en categorías menores, el Locarno de Suiza y el regreso a la Unión Española de Roberto Hernández en el Clausura 2002 junto a Marcelo Vega y José Luis Sierra, más Fernando Vergara, Nelson Tapia, Marco Villaseca, Moisés Ávila, Marcelo Peña, Juan Pablo Úbeda, César Santis, entre otros. Sería broche de oro, su broche de oro, anotando dos goles para los rojos en ese torneo.

“Hijo” del Estadio Español, figura en la Unión Española de los 90 y actual DT de las series menores de los hispanos. Una fatídica coincidencia hizo que en abril de 2020 muchos hablaran de José Luis Sánchez Moretti, el único Mataor, el chileno campeón del mundo.