El paraguayo que llegó a Chile recomendado por un “carnicero”

Comenzaba el año 2010. Salvador Cabañas celebraba en México su gran 2009. Tenía 29 años. Había clasificado al Mundial con Paraguay y había estado dentro del grupo de los goleadores de las Eliminatorias con seis tantos. También integró el equipo ideal de América del diario El País en ese 2009. Luego se supo que para esa fecha además tenía un precontrato firmado con el Manchester United por 1,7 millones de dólares para marcharse tras el Mundial. También se había metido el Manchester City en la pelea. El Chile de Bielsa lo había sufrido en las Eliminatorias. Era la figura y capitán de Paraguay, la portada del álbum. El destacado guaraní en los precoces Preview rumbo a Sudáfrica 2010. Entre 2006 y fines de 2009 había jugado 160 partidos y anotado 92 goles. Una locura.

Fue la noche del 25 de enero de 2010. Su pareja María Lorgia lo convenció de ir a cenar y luego pasar por la discoteca Bar Bar, en una de las zonas bohemias de Ciudad de México. Era la disco favorita de Luis Miguel en los 90. Cabañas, y sus cercanos, aseguran que no era mucho de salir, aunque luego su esposa lo acusó de un naciente alcoholismo y de infidelidades. Esa noche se le cruzó la mala suerte, y también un delincuente con una pistola dispuesto a usarla: Jorge Jorge Balderas, el JJ. La versión oficial es que éste increpó al paraguayo por estar ganando mucho dinero, por “robarle a los mexicanos”. El tirador no entendió razones y le disparó en la cabeza. La bala sigue alojada ahí hasta hoy. A Balderas le dieron 20 años de cárcel.

El Mariscal ganaba mucho dinero porque era la figura del América de México. Hace rato lo querían de Europa, pero las Águilas le mejoraban las condiciones y le regalaban departamentos en Acapulco y Cancún para que no se fuera. Era el dueño del equipo. Había llegado desde los Jaguares de Chiapas, club que en el inicio de los 2000 se había llevado a varias figuras desde el fútbol chileno, incluso al DT Jorge Garcés. Ismael Fuentes llegó a ser histórico en el equipo que desapareció en 2017.

Cabañas había arribado a Jaguares desde Audax Italiano, era uno de los tantos buenos refuerzos en la época de Valentín Cantergiani. Le apuntaron con un joven Franco Di Santo, quien viajó de niño desde Mendoza y se fue vendido al Chelsea. A Carlos Villanueva, acercado cuando se había desencantado en La Serena. A Fabián Orellana y Roberto Cereceda, desechados en las juveniles de Colo Colo. A Humberto Suazo desde San Luis de Quillota. Cantergiani reconoce que también se equivocó en varios.

Cabañas fue otro de sus aciertos. Llegó en el año 2001 recomendado por un contacto comercial que el presidente itálico tenía en Paraguay, país de donde traía la carne para su Supermercados Montecarlo. “Don Valentín, hay un joven en el 12 de Octubre. Es un crack, tiene 21 años”, fue la frase del experto en carnes que le quedó dando vueltas. Agarró el teléfono y pidió opiniones en Paraguay del movedizo número 10, quien por esos años era más conductor que atacante. Un segundo delantero quizá. Con el tiempo se convertiría en un goleador letal.

Cantergiani se entusiasmó, preguntó precio y lo contrató por cuatro años. Fue tanto el entusiasmo que no reparó en que Cabañas tenía una lesión que le venía molestando hace rato. Ese año 2001 el paraguayo Cabañas casi no jugó por el Audax, se lesionó al inicio del torneo. Tendría que pasar por el quirófono y volver recién a fin de año.  Rubén Dundo llegó en su lugar, mientras Cabañas firmaba sin problemas un nuevo contrato para recuperar ese año perdido, a pedido de Cantergiani.

El 2002 fue bueno, pero el 2003 se destapó. El Bichi Borghi lo había puesto de centrodelantero, rodeándolo con Felipe González, Mauricio Cataldo y Alejandro Carrasco, Los Enanitos Verdes le decían. En el Apertura 2003 le hizo cuatro goles a Colo Colo, cuatro goles a Huachipato, lo quisieron desde los albos y el Dinamo Kiev de Ucrania. Solo ofrecían un millón de dólares, y su cotización ya estaba por los cuatro palos verdes. Fue el goleador del Apertura 2003 con 18 goles en 17 partidos. El ex seleccionado juvenil argentino, Christian Chaparro, se había sumado como nuevo socio.

Desde Chiapas aparecieron los millones y se llevaron a Cabañas. Es el máximo goleador en la historia del club y fue el máximo anotador del torneo en el Clausura 2006. Tigres de Monterrey lo contrató para jugar Copa Libertadores y luego se iría al América para quedarse con un puesto entre Cuauhtémoc Blanco, Claudio López, Matías Vuoso y Nelson Cuevas. El 2007 fue el Mejor Jugador de América, siendo goleador de las Copa Libertadores 2007 y 2008. Era un crack, hasta que una bala quiso otra cosa. ¿Para qué fui al Bar Bar esa noche?, dijo hace poco en una entrevista. Para peor, su entonces esposa, y su representante José María González, se quedaron con entre cuatro y cinco millones de dólares pensando que jamás se recuperaría.

Se recuperó, quiso volver a jugar varias veces, pero no lo logró. En 2014 dijo basta y hoy vive con su padre panadero. No vive en la pobreza, ni siquiera tiene problemas económicos, como han reportado medios sensacionalistas, los mismos que quisieron vincularlo con los narcos tras el atentado. Él tiene claro que fue fortuito, que el destino así lo quiso. Así como quiso que un paraguayo exportador de carnes hiciera negocios con un dueño de Supermercados, quien además era presidente de un club de fútbol chileno.

4 comentarios sobre «El paraguayo que llegó a Chile recomendado por un “carnicero”»

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