El 7-0 más triste de Chile

Cuando Chile venció 7-0 a México en la Copa Centenario del 2016 se consumaba la tercera victoria más holgada en la historia de la Selección. La primera había sido un 7-0 a Venezuela en la Copa América de 1979, y la segunda, por el mismo marcador, a Armenia en un amistoso pocos días después del Año Nuevo de 1997.

Ese fin de año de 1996 era el primero de Rodrigo Goldberg sin su hermano Erwin. Había sido una Navidad y un Año Nuevo triste tras el deceso de su hincha número uno y su motivación para ser jugador y simpatizante de la U. La muerte fue en agosto de 1996, en un accidente carretero contra un camión, cuyo chofer manejaba en estado de ebriedad y ya con un accidente fatal a cuestas. Días antes Erwin había llegado de sorpresa hasta el estadio Nacional para ver al Polaco convertir ante Colo Colo en un clásico de día miércoles. Fue 1-0 para la U con Goldberg celebrando con la camiseta dada vuelta. Esa fue la última vez que el 18 de la U vio a su hermano. Lo último que hizo fue abrazarlo en la despedida antes que partiera de regreso a la Novena Región.

Ese segundo semestre de 1996 fue malo para Goldberg. Jugó poco y la U debió echar mano a Silvani, José Luis Sánchez y Eduardo Arancibia. Muchas veces jugó con un solo delantero. El Polaco no estaba disponible emocionalmente. A mitad de año también se había ido Marcelo Salas a Argentina.

Pese al bajón, Nelson Acosta llamó al Polaco para el partido clasificatorio ante Perú del 12 de enero de 1997. Necesitaba ver delanteros. Marcelo Salas había sufrido una grave lesión en River Plate y Sebastián Rozental estaba pensado como conductor. Acosta llamó a Zamorano, Vergara, Heidi González y Goldberg. Antes de Lima había una escala previa ante Armenia en Viña del Mar, el 4 de enero, y la idea era no arriesgar a Bam Bam.

Ante el débil equipo armenio Chile saltó a la cancha del Sausalito con Cossio; Castañeda, Reyes, Fuentes, Miranda; Cornejo y Juan Carlos González en la contención; Coke Contreras y Riveros; Goldberg y Vergara. Ante 20 mil personas y bajo la batuta del capitán Conteras y de la Liebre Riveros la Roja se dio un festín de siete goles. A los 4 minutos Vergara abrió el marcador y a los 19’ Castañeda ya había puesto el 2-0. El partido estaba fácil, abierto, y Goldberg quería su gol para dedicárselo a su hermano fallecido. Vergara haría doblete y pondría el 3-0 a los 44’.

A los 67’ el Coke Contreras saldría reemplazado por Mora y le dejaría la jineta de capitán al Polaco. Además Acosta haría entrar al Heidi por Vergara. No había más delanteros en banca. Eso quería decir que Goldberg jugaría todo el partido. El peso por marcar era aún mayor. Él sabía que los compañeros jugarían para él y que el DT y el público querían su gol. Se perdió varios cantados, estaba nervioso, ansioso. Jaime Riveros también se aprovecharía de las licencias rivales y haría doblete a los 68’ y 73’. El público de Viña del Mar sabía de la mochila que Goldberg traía a cuestas. “Polaco, Polaco”, gritaban azules e imparciales. Se notaba que a Goldberg le pasaba algo, estaba al borde del llanto mientras jugaba. A los 80’ el estadio se vino abajo. Penal para Chile. Habían especialistas como Riveros, González y Cornejo, pero el “¡Polaco, Polaco”! se hizo más fuerte.

El capitán de Chile, con la cabeza rapada para demostrar un “cambio de ciclo”, y con luto en la otra manga, se paró desde los doce pasos. Era solo Armenia, pero la cabeza le jugó una mala pasada. Le había marcado varios goles a Colo Colo, y había hecho algunos muy importantes en Copa Libertadores, pero quería hacerle de penal el 6-0 a Armenia. Lo necesitaba. Por él y por Erwin. No fue así. Lo falló. Luego Cornejo marcaría ese 6-0 y Goldberg no contendría la emoción. Sus ojos llorosos lo delataban. A los 88’ el otro delantero, Pedro González, pondría el 7-0 definitivo. 

En líneas generales, el partido de Goldberg había sido malo. “Se le vio nervioso y sin finiquito”, decía Don Balón. Contra Perú no fue ni a la banca. Acosta se la jugó con Rozental de creación y Zamorano con Vergara en ofensiva. Más tarde ingresaría Pedro González. Sin mochila emocional tampoco habían podido contra Perú, que venció 2-1 en Lima. Rodrigo Goldberg jugaría luego en el 6-0 a Venezuela en el Monumental y en la derrota 1-2 ante Argentina, donde también fue pedido a gritos, esta vez por Los de Abajo. Ante la albiceleste, en septiembre de 1997, fue su último partido por la Roja. En total hizo tres goles, dos a Perú en Coquimbo y uno a México en Viña del Mar, ambos en febrero de 1996. Había jugado 12 partidos por la Roja, el más emotivo, el 7-0 a Armenia, cuatro días después del Año Nuevo de 1997, el primer Año Nuevo sin Erwin Goldberg.