Copa América 2001: El loco torneo en Colombia

“Traigan cualquier cosa, pero traigan algo que represente a su país”. El llamado telefónico perfectamente podría haber sido para Pedro García, DT de la Roja en 2001, pero era para el presidente de la Federación de Fútbol de Honduras.

A 24 horas del inicio de la Copa América de Colombia, y a 72 de su debut, la selección argentina se había bajado de la competición (sin ningún castigo posterior) y la organización buscaba una selección que la reemplazara. La albiceleste denunció amenazas y problemas de seguridad, por la que el equipo de Marcelo Bielsa, que volaba en las Clasificatorias a Corea y Japón, prefirió no viajar hasta Colombia.

Honduras no quería ir, pero fueron convencidos con la promesa de un avión de la Fuerza Militar que lo llevaría hasta tierras cafeteras, a pocas horas de lo que sería su debut, antes, el debut de Argentina. La respuesta fue “sí”, pero no con el equipo titular que disputaba las eliminatorias de la Concacaf. 

Las ediciones especiales de los diarios de Chile tuvieron que cambiar de una hora para otra. De jugar con Argentina, de competir con una selección menos, y de incluir a Honduras. Todo en pocas horas. Para peor, días antes se había bajado Canadá y debieron convencer a Costa Rica para reemplazarlo. Un desorden en el que Chile también estaba metido. Pero García había nominado jugadores “por si acaso”, sin saber si el torneo se disputaría o no. La nómina final reflejaría que todo había sido improvisado.

La Copa América de Colombia 2001 fue, en ese entonces, la última que se disputó cada dos años. En 1987 había quedado estipulado que los 10 países de Sudamérica rotarían la sede. Por esos años Colombia vivía los conflictos de los carteles de  drogas (por lo que perdió la Copa del Mundo de 1986), pero el 2001 tendría uno igual o peor: la guerra con las Farc en su momento más álgido. La organización les dio la opción de atrasar la Copa hasta el 2002, antes o después del Mundial, pero la federación colombiana no quiso. El torneo se jugaba sí o sí, con los que quisieran ir.

Por esos años Chile pasaba una de las peores etapas futbolísticas de su historia. Se había acabado la confianza en Nelson Acosta y había llegado el “inactivo” Pedro García. Se había retirado Iván Zamorano y Javier Margas, mientras que Ronald Fuentes ya no daba más con sus lesiones, Clarence Acuña había estado suspendido largo tiempo por doping y Marcelo Salas había comenzado con problemas físicos en su última etapa en la Lazio. Pedro Reyes era suplente en Francia y Nelson Tapia era nominado sin tener club. Todo, solo tres años después de Francia 98. 

Tan poca era la esperanza en el equipo de Pedro García, y tanta la incertidumbre con la realización de la Copa América, que solo a última hora se vendieron los derechos televisivos para Chile. Los compró Sky, en años donde la TV satelital seguía siendo incipiente, y para masificarlo un poco más, le vendió los partidos a VTR para que los vendiera en su señal Premium. Mal, todo mal. De las Copa América menos vistas en Chile.

Chile, sin sus figuras Jorge Vargas, David Pizarro y Marcelo Salas, lesionados, y con Rodrigo Tello sin permiso del Sporting Lisboa, se las arregló para hacer un papel digno con lo que tenía. Sergio Vargas al arco, Pedro Reyes y Ricardo Rojas atrás, Maldonado al medio, Eros Pérez a la izquierda, y Navia y Montecinos arriba. Además estaba Marcelo Corrales de San Felipe, quien a última hora reemplazó a Sebastián González, y con Rodrigo Barra y David Henríquez en la nómina, dos que se subieron al avión cuando ya despegaba.

Sin Sierra, Estay, Pizarro y Tello, la posición de creador se la turnaron Alejandro Osorio, volante mixto en Estudiantes, y Rodrigo Valenzuela, “orillero” en el León de México. La Roja perdió con Colombia, a la postre campeón, y le ganó a Ecuador y Venezuela. En cuartos de final cayó con México. 

¿El mayor premio para Chile? Pedro García fue elegido el DT más guapo de la Copa. Así de mal estaba Chile, así de mal estaba esa Copa.